No cuesta demasiado creer, que otra vez estoy aquí, intentando lo imposible, por una razón desconocida, ajena a mi raciocinio actual.
Y qué he ganado? Alargar lo inevitable. Ni pena por mí puedo sentir en este momento.
.
.
.
Sólo quiero que me cobijes con tu manto helado y no me dejes ir.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Escupa aquí