A Perfect Day

Maldita sea, es de esta forma como vuelvo arrastrándome para escribir (quejarme) sobre el mundo. Y por mundo me refiero a un piño de personas, que por alguna razón de estúpido conformismo y pseudo moralidad no las nombraré, y qué? De todas formas si las nombro, no cambiaría en nada, aún tendría que cargar con su mediocridad (como si la propia no fuese suficiente).
Hay muchas cosas que no entiendo de los demás (implicando que me entiendo), y por alguna razón, no entender a los demás, es más molesto. Mucho más molesto. Como la piedrecilla de mis bototos favoritos. Como las sillas cortas de los buses. Como estar despierto por culpa de irresponsables. Como por odiarme por culpa tuya (recordar que estoy dejando de lado las variables internas de todo este gimoteo). 
La traición duele, aún más si la persona que te traiciona es alguien que alguna vez quisiste, y aún más en vísperas de una fecha tan interesante. Todo estaba resultando debidamente, sólo un pequeño desliz, un estornudo, un tropiezo botó el castillo de cartas que frágilmente logré construir en una base tan inestable como mi psiquis. 
"Todos tienen días así", "a todos les pasa alguna vez en la vida", "no seas tan negativo", "te comprendo"... pero y qué mierda me importa, la empatía no soluciona nada. Y como si pudiese evitar, o como si quisiese ser negativo. Consolar a alguien por romper un jarrón es más sencillo que ponerse en los zapatos de los demás, o es más, ni siquiera se dan el tiempo de pensar... ya no importa.
Otra vez, el talento para elegir mal, realmente llega a ser un don. Pensé que no volvería a cometer un error tan garrafal, pero hemos aquí.
Y yo que pensé que te podía querer, pero el maldito rencor, es un trago demasiado amargo, en comparación a lo que estoy habituado. Esto es el exilio. No debí haber esperado algo de alguien de nuevo. Pero gracias por recordarme por qué elegí este camino. 
Gracias.

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